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¿Estábamos preparados para que esto durara un año?

Esa es la pregunta, con una sola respuesta: NO.

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El que menos estaba preparado para esta realidad es es el gobierno; por eso sigue con la misma fórmula de su programa de publireportaje diario.

Lo mismo que estamos haciendo todos con nuestra nueva rutina diaria; la diferencia es que nosotros tenemos limitaciones coercitivas, el gobierno las pone.

Los ciudadanos del común cancelamos nuestros planes del año, nos acomodamos a las nuevas circunstancias, adecuamos nuestros gastos y fortalecimos nuestras vidas familiares; sacamos a relucir la solidaridad con los más perjudicados con esta pandemia; sin duda, hemos cambiado nuestras costumbres.

Desafortunadamente no vemos lo mismo con los gobernantes; siguen actuando igual. Mientras nuestros niños aprenden virtualmente, los congresistas en una feria virtual de vanidades se ofenden, se mientan la madre y legislan a su favor.

Los de a pie gastamos menos, suprimimos pequeños gustos, nos apretamos el cinturón; los gobernantes siguen gastando igual o más.

Mientras las familias en general han fortalecido sus afectos, los gobernantes están cada vez más divididos. En lugar de unir, son cada vez más pugnaces; solo piensan en réditos políticos.

Los del común ya estamos pensando en el año entrante; en cómo nos recuperamos de esta tragedia económica social.

Los gobernantes siguen apagando el incendio diario y abandonaron sus planes de gobierno; solo piensan en la salida a los medios, en su popularidad y en las próximas elecciones.

Si por arte de magia, mañana desapareciera el COVID-19, los comunes ya tenemos un plan de acción para ver cómo sobreaguamos. El gobierno se quedaría sin tener qué decir. Su único objetivo es el virus, al desaparecer se sentirá sin funciones; Gobiernos Covidadictos.

¿No será el momento de emprender una gran cruzada por la unión nacional, para que lo que queda de gobierno sea para hacer un gran plan de reconstrucción del País?

Si no lo hacemos, en pocos meses estaremos en el grave peligro de caer en manos populistas, que por lo que sabemos, pueden ser aun más dañinas y corruptas.

¿Será pedir mucha grandeza que, los adalides de la discordia nacional hagan una tregua, para establecer las bases de la reconstrucción del país?

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